Durante el invierno, los hayedos y abetales de Ordesa se duermen, mostrando un silencio sobrecogedor. La tranquilidad que se respira en el Parque Nacional, tanto en los Llanos de Lalarri, como en la mismísima cascada del Estrecho, nos harán enamorarnos de este rincón cuando los protagonistas son el hielo y la nieve.