El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido ofrece multitud de recorridos para todos los públicos, desde paseos por bosques de cuento y grandes cascadas, hasta itinerarios de alta montaña sólo para expertos alpinistas. Entre medias encontramos las Fajas de Ordesa, peculiaridades geológicas fruto de la alternancia horizontal de materiales duros y blandos en las llamadas «Areniscas de Marboré», senderos colgados en el vacío que ofrecen las mejores panorámicas de la zona.
Entre todas las fajas de Ordesa, hay una que destaca por el gran desnivel que hay que superar para alcanzarla y su incomparable belleza, se trata de la Faja de las Flores, situada entre los circos de Carriata y Cotatuero, en la ladera sur del valle.
Su acertado nombre viene dado por la cantidad de Edelweiss (Flor de las Nieves) que surgen, en ocasionas
hasta tapizando los prados, en la faja sobre todo en el tramo de Cotatuero. Esta flor cuyo nombre significa en alemán «blanco noble o puro» es el gran símbolo de las montañas europeas, por eso ha sido tremendamente recolectada, ahora mismo está muy amenazada, por lo que tiene medidas de protección, únicamente se encuentra hoy por hoy en Sierra Nevada, ocasionalmente en la montañas del norte de León y es especialmente abundante en las alturas del Pirineo aragonés.
La Faja de las Flores nos permite contemplar de primera mano los Circos de Carriata y Cotatuero, ambos dos están coronados por grandes paredes, historia viva de la escalada de aventura en la península, el Tozal del Mallo, el Pilar de Cotatuero, la Pared de la Cascada; sueños de roca bajo los que caminamos y que son el acceso a la Faja de las Flores.
Para superar estas murallas el sendero busca las debilidades, contando en sus tramos verticales con clavijas clavadas en la roca para facilitar la escalada. Las famosas Clavijas de Cotatuero de 30 metros de progresión vertical más otros 30 metros horizontales fueron instaladas en 1881 por el herrero de Torla Bartolomé Lafuente, con el objetivo de crear un acceso «rápido» a Francia por la Brecha de Roland, un paso muy adelantado a su época, utilizado en aquellos días por adinerados cazadores que buscaban acceder a las alturas donde
vivían los Bucardos. Hoy en día cuenta con un cable, a modo de línea de vida, creando así la «Vía Ferrata» a más altitud
del país.
Por encima de estas murallas se accede a la cota 2000m donde el bosque ha desaparecido, los pastos de altura ganan protagonismo y las panorámicas muestran toda la belleza del lugar. En Cotatuero surgen los gigantes del Parque Nacional, las Tres Serols culminadas con el Monte Perdido de 3355 y
la Brecha de Roland, paso natural a Francia.
El recorrido por la Faja se hace corto, la espectacularidad del entorno, las vistas y la emoción que supone el caminar por un sendero así propicia a que el tiempo pase muy, pero que muy rápido.
Sin duda alguna, el sendero por excelencia del Pirineo aragonés, imprescindible para todo montañero pirineista.
