«Montañas rojas como la sangre» Así decía el conde Henry Russell que eran los montes que rodean al grisáceo pico Anayet. La Canal Roya recibe su nombre, precisamente, por esos tonos «royos» fruto de la oxidación muy antigua de minerales de hierro. Esas areniscas, conglomerados y lutitas se formaron hace 300 millones de años, en el Paleozoico, son rocas sedimentarias que dieron relieve a una gran cordillera «La Varisca», que contaba con cimas de unos 6000m de altitud, estas montañas desaparecieron por la erosión y el arrastre del agua, transformándose en suaves colinas submarinas sobre las cuales surgieron los Pirineos (millones de años después). En aquellos tiempos de la época Paleozoica estas rocas estaban situadas muy cerca del ecuador, son el vestigio de un momento (el periodo Pérmico) en el que el clima hacía casi imposible la vida, era seco, con únicamente grandes lluvias torrenciales, el planeta estaba cubierto por grandes desiertos rojos, este momento tan hostil acabó con el 95% de la vida marina y el 80% de la terrestre, por eso en estas rocas no hay fósiles.
El pico de Anayet y su vecino el Midi d´Ossau no tienen un origen sedimentario, como el Monte Perdido o la cercana Peña Telera, ni metamórfico
como el granítico Aneto o el gran Balaitous; si no que tienen formaciones volcánicas. Ambas cumbres son dos volcanes dormidos, que estuvieron activos hace unos 270 millones de años, cuando chocaban las placas al final del plegamiento herciniano (que levantó la cordillera Varisca antes mencionada). De hecho el pico Anayet son los restos de una antigua chimenea solidificada de roca Andesita, de hecho los geólogos afirman que en la parte más alta del pico se pueden observar restos de una boina de basalto, del magma de una erupción distinta. Pero para
tranquilidad de todos hay que decir que es una montaña/volcán tan antigua que es totalmente inofensiva.
La verticalidad del Midid´Ossau ha traído a generaciones de escaladores, que han buscado ascender la belleza de sus aristas, agujas y murallas. Aunque cierto es que la primera persona en ascender hasta su cumbre no fue ni un noble, ni un geógrafo, ni un erudito naturalista, si no un anónimo pastor que dejó en su cumbre un mojón de piedras antes de 1787.
Dos son los valles glaciares que rodean el pitón volcánico que es Anayet, el valle de Canal Roya al norte y la Canal de Izas al sur. La unión de las estaciones de esquí de Astún y Candanchú con Formigal-Aramon hace peligrar más
que nunca la serenidad, el silencio, la magia y el gran valor de estos parajes situados en una mala encrucijada frente al avance de un anticuado desarrollo turístico insostenible para el alto Pirineo aragonés.