Durante el otoño, poco a poco la naturaleza va entrando en un profundo sueño, la montaña se vuelve silenciosa y un día se pone su traje blanco de gala para todo aquel que desea visitarla.
La raqueta de nieve más antigua fue encontrada en un glaciar de Las Dolomitas (frontera entre Austria e Italia), data del neolítico 3700-3800 a.C. se construyó doblando una rama de abedul de largo tejiéndola con cintas vegetales para sujetar el pie.
Sorprende lo poco que ha evolucionado este material en 5700 años, tan imprescindible durante la estación blanca, su simplicidad y efectividad consigue que el ser humano pueda caminar por la nieve sin hundirse.
Los bosques, fondos de grandes valles o cimas sin riesgo de avalanchas son los lugares dónde todos los públicos pueden disfrutar de excursiones invernales con total seguridad, aprendiendo sobre la naturaleza y observando a los gigantes pirenaicos, casi inaccesibles durante esta época del año.
Raquetas de nieve hasta el Ibón de Piedrafita: Uno de los ibones (lago de montaña de origen glaciar) más accesibles del Pirineo aragonés es el de Piedrafita, no por ello es menos espectacular que cualquier ibón de alta montaña. Su panorámica de la vertiginosa cara norte de Peña Telera, sus aguas congeladas durante el invierno y sus bosques encantados crean un escenario magnifico para practicar senderismo nórdico, o lo que es lo mismo, raquetas de nieve.
Raquetas de nieve en el Portalet: El Puerto del Portalet a visto pasar caminantes desde el Valle de Tena al de Ossau durante miles de años, contando mil historias que hablan desde las andanzas de los soldados romanos buscando el mejor paso a la Galia, de contrabandistas comerciando entre montañas para no ser capturados, de la vida en los prados de montaña junto al ganado, de las
aventuras alpinísticas conquistando cumbres imposibles como el Midi d´ Ossau. Paraíso invernal que ofrece diferentes excursiones para todos los públicos, desde hermosas ascensiones como la del pico Canal Roya, panorámica excepcional tanto del Valle de Canfranc como el de Tena; a paseos más familiares por la zona.
El bosque de la Muga, en busca del Urogallo de los Pirineos: El Urogallo (Tetra urogallus) es una de las especies más amenazadas de la cordillera, su alimentación a base de frutos rojos reduce su hábitat a los bosques umbríos de coníferas del Pirineo axial, que precisamente es donde más nieva, añadiendo al Urogallo el problema de tener que convivir con todos los deportes de nieve y el turismo que acarrean.
El bosque de la Muga es un refugio invernal para este gran ave, el Parque Nacional Les Pyrénées ha creado varias zonas de acceso prohibido para el ser humano, de esta forma los Urogallos pueden vivir tranquilos y sin riesgos en este rincón del Pirineo francés. Las raquetas de nieve alrededor de la Muga de Somport son aptas para toda la familia, nos enseñan un montón de cosas sobre la fauna y la forma de vida pirenaica así como permiten contemplar una panorámica asombrosa de montañas como el Bisaurin, Aspe, Anayet, los reyes del Pirineo Occidental.
Una visión diferente del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido: Durante el invierno el ajetreo tradicional de la pradera de Ordesa, o
las multitudes de los Llanos de Lalarri desaparecen, el silencio es el protagonista, la naturaleza recupera su territorio y los visitantes que se aventuran a recorrer sus bosques con raquetas sienten adentrarse en lo salvaje.
Tras grandes nevadas la ascensión en el sector Pineta a través del bosque es una maravilla, además el Circo ruge, las avalanchas caen continuamente desde la cara norte de las Marías produciendo un auténtico espectáculo de la naturaleza. Al otro lado del Monte Perdido la protagonista es el agua, ahora congelada, la ruta de las cascadas de Ordesa muestra una estampa de cuento, la tranquilidad inunda el hayedo, solo algunas huellas rompen la perfección de los prados nevados.
Miradores del Pirineo: Los gigantes pirenaicos durante la estación blanca muestran una faceta inaccesible, únicamente alpinistas experimentados pueden intentar sus cimas. En cambio en los alrededores surgen montañas que rondan los 2200m de altitud, como el Pelupin, Nabain, los Sestrales que cuentan con pendientes suaves, dando total seguridad frente a las avalanchas y unas vistas asombrosas de las montañas Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Salud y ¡Mucho monte!